Un corazón alegre hermosea el rostro y transforma a todo el que toca

El tren

Por Gloria Cruz   
El domingo pasado tenía que coger el tren para ir a una ciudad que está a unas dos horas de donde yo vivo. Cuando llegué a la estación bajé al andén por unas escaleras que no había usado anteriormente pero que me llevaban al andén correcto. En el andén no vi a mucha gente pero no le di mucha importancia, me puse a hablar con una señora sobre sus ideas políticas y de repente me dí cuenta que había pasado un minuto de la partida del tren.
-  ¡Oh no, he perdido el tren! Y ¡por estar hablando con alguien de cosas que no eran transcendentales!  
- Bueno, tendré que esperar una hora al siguiente tren, ¡qué remedio!

Entonces vino otra chica con la que también me puse a hablar y que iba al mismo destino que yo. Le dije que ya se me había escapado un tren y que teníamos que estar atentas.

El panel comenzó a indicar que mi siguiente tren estaba a punto de partir. Nos levantamos, nos pusimos en el andén indicado y esperamos pensando que el tren aún no había llegado, cuando de repente:
- ¡Zas! El tren pasa por delante de nosotras a toda velocidad sin parar. 

No podía entender lo que estaba pasando. Así que subimos para hablar con el personal de información. El señor nos dijo:
-  ¡Imposible que el tren no parara! ¡Todos los trenes paran en la estación! ¿No han visto a la gente correr para coger el tren?
-  ¡No! Le dijimos
Esto era más extraño por momentos, hasta que el señor se ofreció a bajar al andén para ver que había pasado. Entonces nos dijo:
-  ¡Ya sé cuál ha sido el problema! El tren cuando para dentro de la estación solo llega hasta aquel poste y ustedes estaban esperando más allá del poste. (Y como estaba el poste nosotras no podíamos ver el tren)

En fin tuvimos que esperar otra hora ¡qué remedio! Pero hay algunas cosas en las que reflexioné debido al incidente.


La vida es como un tren que nos lleva desde el punto A al punto B y a veces podemos perder ese tren que Dios tiene para nosotros porque:

  • Nos distraemos con cosas que no son importantes, no estamos enfocados y no vemos que el tren llegó y se fue sin nosotros.
  • Quizás estamos en el lugar y la hora correcta pero algo nos impide ver el tren, hay un obstáculo que hace que no lo veamos y el tren se va sin nosotros.
  • O quizás teniamos que perder ese tren porque había otro propósito para nosotros: conocer a alguién en el siguiente tren o protegernos de un accidente.

De ahí radica la importancia de tomar buenas decisiones y de estar atentos a las señales que nos da la vida. Pero aunque pierdas un tren ¡no te desanimes! siempre puedes esperar al siguiente. Te tomará más tiempo pero si estás determinado a llegar a tu destino, ¡llegarás!

No comments:

Post a Comment

Search This Blog